Por la golpiza mortal a Matías Auderut, dos de los imputados pasarán 15 años en prisión
El hecho ocurrió en diciembre de 2018 a la salida de Say No More. Federico Zamudio y Fabián Pino fueron condenados por homicidio simple en calidad de coautores. El arma que le provocó la lesión mortal fue la llanta de una bicicleta, que quedó incrustada en el cráneo del joven. El tercer acusado, Gilcimar Vispo Souza está prófugo.
Minutos antes de las 14, la Cámara de Apelaciones en lo Penal Nª2 dio a conocer el veredicto contra Federico Zamudio (24) y Fabián Pino (32). Ambos fueron condenados a 15 años de prisión por el asesinato de Ibar Matías Auderut, el joven de 31 años que murió días después de recibir una golpiza en la Avenida Illia. El hecho ocurrió en la madrugada del 30 de diciembre de 2018.
El Tribunal, conformado por Hugo Saá Petrino, Adriana Lucero Alfonso y Federico de Viana, declaró a los dos imputados como responsables de la agresión que llevó a la muerte a Auderut. Les imputaron el delito de homicidio simple en calidad de co-autores y fueron enviados al Servicio Penitenciario provincial, donde se encuentran alojados desde comienzos de 2019.
En la cuarta audiencia se concretó la última declaración de un testigo: el cajero de Say No More, Ignacio González Viescas. Luego fue el turno de los alegatos, en donde el fiscal de Cámara, Fernando Rodríguez solicitó una pena de 17 años de prisión. Por su lado, el defensor de Pino, Esteban Sala, pidió la absolución por el beneficio de la duda, mientras que Víctor Endeiza planteó que Zamudio actuó en exceso de la legítima defensa del tercer acusado, Gilcimar Vispo Souza. Sobre este último pesa una orden de captura internacional y luego deberá ser sometido a juicio oral.
Las representantes de Hugo Auderut (particular damnificado) también requirieron a los jueces que envíen copia del veredicto, los fundamentos de la sentencia y todas las secuencias de videograbación del plenario al juzgado de Instrucción Penal Nº3, donde se conformó una compulsa para investigar la responsabilidad del personal de seguridad del bar y de las autoridades. Por unanimidad, los magistrados accedieron a esto.
“Matías estaba pidiendo por favor que paren”
González Viescas aparece en los dos videos que fueron aportados a la causa y la noche del ataque estaba trabajando como cajero del local nocturno. Fue la única persona que intervino para que cesara la pelea y además le quitó la rueda de bicicleta a uno de los agresores. También dijo haber llamado a la Policía desde el depósito del negocio.
Explicó que a Matías lo conocía como cliente del lugar y ese día no le permitieron el ingreso por orden de su jefe, aunque no supo el motivo. Aclaró que solamente fue en esa oportunidad, y no tenía la entrada prohibida como había manifestado un personal de seguridad, en otra jornada.
El joven aseguró que a la víctima la sacaron del edificio “indebidamente”, esto, es lo empujaron y “no lo hablaron”. Relató que luego volvió e insultó a uno de los trabajadores. Minutos más tarde, habría intervenido un custodia de Ibiza, que “lo intercepta por atrás y le pega”.
“Empezaron a pegarle entre varias personas. Cuando se cayó al piso, uno que tenía una rueda, se dirigió y le pegó en la cabeza”, detalló. Dijo que si bien estaba atendiendo, salió a ver lo que sucedió y pudo advertir cuando uno de los atacantes “le pegó con la rueda, se incrustó en la cabeza y no se la pudo sacar, hizo como una palanca”.
González Viescas apuntó que el personal “debía haber parado la pelea, pero no hizo nada” y por eso actuó él. Fue en ese momento cuando escuchó que Matías estaba “pidiendo por favor que paren”.
El entonces cajero advirtió que fueron dos los episodios de violencia. El primero es el que aparece en imágenes, justo frente a la puerta del bar, y el segundo a unos metros del lugar, sobre el boulevard central. Expuso que inicialmente el autor fue un chico con rastas (Zamudio), mientras que después accionó otro que tenía gorra y un tatuaje en forma de “A” (Pino).
“Le dio con la picana una descarga eléctrica”, afirmó sobre el último, y recordó que Auderut “abrió los brazos”, pero le vuelve a pegar: “Lo intercepté por atrás y le saqué la rueda (…) algo tenía que hacer”.
Sobre el comienzo de la noche, cuando Matías fue retirado de Say No More precisó que fue la Policía y sólo le pidieron que se fuera.
“Los golpes fueron en la cabeza, no podían ignorar la letalidad”
Adriana Algarbe y Viviana Martínez iniciaron la etapa de alegatos en representación del padre de la víctima. La primera hizo referencia al “conjunto de golpes” que recibió, la “contundencia” y lo que arrojó el informe de la médica forense, Marcela Gómez.
La letrada habló de dos sucesos: “Surge con claridad y evidencia que el primer golpe con el arma fue dado por Zamudio y fue de una contundencia alevosa que se escuchó el ruido de la rotura del hueso craneal. Se encontraron astillas y esquirlas del hueso en la masa encefálica. En la segunda secuencia, vemos la participación encarnizada y feroz de Pino”.
“No hace dudar en lo mínimo que fueron los autores materiales”, sostuvo al respecto y planteó “otras posibles responsabilidades por omisión del personal de seguridad”. Así solicitó al Tribunal que remitan todo lo incorporado en el debate oral a la causa que lleva adelante el fiscal Esteban Roche.
“Los elementos probatorios vertidos abren otra nueva investigación sobre los funcionarios y la fuerza pública”, apuntó.
Algarbe consideró que el estado de ebriedad en que se encontraba Auderut lo colocó “en mayor vulnerabilidad e indefensa”, mientras que los custodias “eran los únicos que estaban sobrios” esa noche.
En cuanto al estado psicológico de los agresores indicó que “se encontraban en perfecto estado en cuanto al manejo del arma”. Y por lo mismo, aseveró en que “los golpes fueron en la cabeza, no podían ignorar la letalidad”.
“El desprecio por la vida humana quedó reflejado en la insistencia. Era un muchacho que generó provocaciones pero no para el desenlace fatal. Los agresores no pudieron ignorar que los golpes le iban a generar una lesión que le provocó la muerte”, insistió la abogada.
Martínez comentó que “hubo solamente dos llamados a emergencias” y cuestionó “la indiferencia” de quienes estaban en el lugar, que tomaron la golpiza “como un show”.
“Solicitamos que toda la sociedad se haga eco de esto, de las vidas perdidas y se actúe en consecuencia”, reflexionó.
“El factor intimidad de la picana y el sufrimiento de una descarga eléctrica realmente asusta”
El fiscal de Cámara, Fernando Rodríguez advirtió que no tendría en cuenta las declaraciones de los imputados en la etapa de instrucción porque detectó contradicciones. Mencionó además que “las pruebas han sido incorporadas de manera legal y sin controversias”.
“Una parte grande de los incidentes están filmados, ya no es por el relato de un testigo”, resaltó.
Citó la palabra de algunas de las personas que declararon en las audiencias previas en referencia a la cantidad de atacantes, la presencia de la llanta, el estado en que encontraron a Matías.
Sobre la violencia que perpetraron sobre el joven, Rodríguez fue tajante: “El factor intimidante de la picana y el sufrimiento de una descarga eléctrica realmente asusta”.
A su vez recalcó que el informe médico fue “lapidario” y que “la enfermedad no afectó en nada la muerte”. Esto debido a que la víctima padecía hemofilia.
El fiscal reconoció que en este caso “es muy delgada la línea que divide el homicidio calificado”. Y tuvo en cuenta que fue la primera vez en su trayectoria que vio “la aparición de una picana en un juicio, con la simbología que tiene”.
Como agravantes, enmarcó la pluralidad de agresores, “el sufrimiento al que fue sometido” Matías y que “le siguieron pegando aún cuando le habían incrustado el eje de la rueda”.
“Sufrió realmente muchísimo. El chico pudo haber estar alcoholizado, pero se vio la actitud de decir basta”, alegó y por eso pidió 17 años de prisión.
“Todos los testigos refieren al atacante de la letra A, nadie dice el neuquino o Fabián”
Esteban Sala fue el primero de los defensores en dar su posición. Y diferenció “grandes versiones”: en la primera encolumnó lo que figura en la filmación, y en la otra lo que testificaron Camila Calvo (moza del bar) y González Viescas. Sobre ésta dijo que mezclaron “hechos, responsabilidades y circunstancias”.
Calvo y González Viescas relataron dos momentos de violencia y en el segundo aseguraron que intervino el neuquino. “De haber existido un segundo episodio es irrelevante al hecho ya consumado. La imputación es por el primer video. Todos dimos por sentado que el hecho finalizó ahí”, fundamentó.
Sobre el uso de la picana que adjudicaron a Pino manifestó que “según el forense no hubo lesión” provocada por ese elemento y por lo mismo “no está acreditado” que fue empleada.
Trajo a colación las declaraciones de quienes confirieron la golpiza con la rueda al “sujeto con rastas” y a lo largo de los alegatos hizo foco en que a la llanta la tenía Zamudio y lo agresivo que se encontraba Auderut.
Asimismo cuestionó al personal de seguridad por la falta de accionar: “La omisión es relevante, lejos de evitar lo evitable, los seguridad contribuyeron y luego no actuaron. Era un hecho evitable y quienes pudieron hacerlo no lo hicieron”.
“Todos los testigos refirieron al atacante de la letra A, nadie dijo ‘el neuquino’ o Fabián. No ha sido acreditada la identidad de la A con Pino”, insistió.
Sala afirmó que “la conducta previa de la víctima desencadena los ataques” y calificó el requerimiento fiscal como desproporcionado. Enumeró como atenuantes: “Persona de escasos estudios, socialmente marginados”.
“No es la misma culpabilidad de quien se ha criado en la calle”, agregó.
En el tramo final, aludió a que “no intervinieron tres personas porque el brasilero cayó”; y a que “la víctima se pudo defender ya que no sólo le pegó al brasilero sino que logró poner sus manos”.
Por todo eso, Sala pidió “la absolución por el beneficio de la duda” puesto a que su criterio quedó “acreditado que no es autor de la lesión que le provoca la muerte”.
“Zamudio se dio cuenta de la gravedad de la acción”
Víctor Endeiza fue el último en alegar y calificó a la avenida “como un territorio de muchas peleas” que simuló ser “un show”.
“Una brutalidad que cuesta verlo, pero no es extraño en quienes participaban en la noche”, añadió.
El abogado indicó que no pudieron determinar que su defendido “haya causado la herida mortal”. Y destacó lo que dijeron Calvo y González Viescas bajo el fundamento de que “merecen más crédito que los que pudieran tener algún interés”, en relación a las declaraciones del personal de seguridad.
“No veo en mi defendido la intención o dolo homicida. Creo que en el momento se dio cuenta de la gravedad de la acción. Después no participó en ninguna agresión”, expuso ante el Tribunal.
Y aseguró que esto mismo “lo hizo cesar en su conducta”.
“Venían tomando de largas horas. Estado de excitación y violencia. En ese clima fue su actuación. Y cuando se dio cuenta cesó”, continuó.
A raíz de esto, planteó que Zamudio actuó “en exceso de la legítima defensa del brasilero”, y que el pedido de 17 años de prisión fue “exagerado”.
“Sí participé, pero no maté a nadie”
En el final de la jornada, Saá Petrino les dio a los acusados la posibilidad de que dieran su palabra o versión de los hechos. Zamudio se limitó a decir que “no” iba a hablar.
Sí lo hizo Pino: “Yo si participé, pero no maté a nadie. Es todo lo que tengo para decir”.
El dolor de la familia y la búsqueda de más responsabilidades
Con angustia, tristeza y entre lágrimas, los padres, hermanos y allegados a Matías escucharon el veredicto de la Cámara. Después de casi tres años pudieron sentir que se hizo justicia por él. Pero como lo expusieron en numerosas oportunidades, consideran que son más las personas implicadas que desencadenaron en la muerte del joven.
Al culminar, habló Algarbe y transmitió conformidad con la sentencia y sobre todo con que “todas las cosas obtenidas en el debate oral han sido remitidas a la compulsa”.
“Como comentábamos recién con el papá de Matías, los elementos probatorios que se adquirieron en el juicio oral son bastante contundentes. Nos deja tranquilos”, expresó.
Así graficó que “arranca otro plan” en el juzgado de Instrucción Nº3. “Hay responsabilidades funcionales, omisión de los deberes de funcionarios públicos, fuerzas policiales, del ministerio de Seguridad y la responsabilidad concreta que les pueda caber al personal por el abandono de persona seguido de muerte”, explicó.